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LAS CIRCUNSTANCIAS ME OBLIGAN A SEGUIR PROFUNDIZANDO EN EL ANÁLISIS DE LA LUCHAS DE SEXOS QUE LOS HUMANOS MANTIENEN DESDE EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS (Ver Bernard Shaw) CON EL PÉNDULO OCILANDO DE UN LADO A OTRO, Y QUE AHORA PARA EN EL EXTREMO FEMENINO.

AMISTADES PELIGROSAS. Stepfen Frears (1988). Adaptación de la novela del mismo título del iconoclasta escritor francés Choderlos de laclos (1741-1803)

John Malkovich sin excesivos registros expresivos mas allá de los cuatro tics que le brinda su físico raro.

Glen Close. Gigantesca. Secuencia final desmaquillándose insuperable.

Michelle Pfeiffer y Keanu Reeves, notables. Jugar a vengarse o a amar tiene 1 límite. Quien lo probó, lo sabe…

Sociedades antiguas del siglo XVIII.  Lo que está bien y lo que no. La reprobación o la sanción a los que incumplan los preceptos. La autocensura como virtud y la dominación imposible de los instintos puertas adentro. Romanticismo sostenido por valores de religión frente a  intereses crematísticos o hedonistas. Cada practicante de se debe a la reputación coherente que caracteriza cada bando…

De enfrentarse, ¿Quién ganará? Esa es la trama. Ver el ensayo sociológico “La presentación de la persona en la vida cotidiana” ( Erwin Goffman)

Un trasfondo de maquiavelismo descorriéndose como un velo que muestra al espectador la tragedia detrás de las comedias; la verdad de los motivos de quienes cuentan con posición e inteligencia fria y astuta y son capaces de usarla frente a  inexperimentados, incautos, ociosos, simples,  prejuiciados o vasallos.

Los juegos de conquista como fin en si mismos. O como medio de prestigio y  desprestigio en la sociedad encorsetada de la nobleza próspera europea del XVII y XVIII.

Las artes de mujer para adaptarse o beneficiarse, o simplemente sobrevivir en sociedades de dominación jerárquica, prejuicio y asignación de rol.

Las armas de varón. En ambos casos el juego del ratón y el gato, el juego de hienas   y lobos por preponderar… y el deseo de jugar con fuego.

Engalanando el desenvolvimiento de la trama, gozamos de la visión de palacios con salones suntuosos y de un fastuoso vestuario. Cualquier tiempo pasado tuvo, en lo exterior, esplendor junto a la miseria. Y, en lo interior, intrigas y rencillas personales. Élites presas de las miserias morales que ensucian desde el nacimiento a cualquier mortal. Más, a quien nace con los ojos vendados con sedas o ciegos por falta de luz.

Días atrás vimos cómo Nani Menkes denota prejuicio anti masculino y resquemor contra los productores en sus films y declaraciones. Sin al parece ser consciente de que es posible que parte del mismo se lo haya construido ella misma por sus posiciones radicales al olvidar tres cosas fundamentales:

1.- Buena parte del cine sentimental proviene de autores y sociedades de siglos pasados.

2.- El cine es ficción. Y, a menudo, exageración

2.- El cine recoge diversidad de miradas -distintas a la masculina que critica- como la femenina aquí expuesta encarnada por Emilie (Glenn Close). Donde, nuevamente,  NI EL NO ES NO; NI EL SÍ ES SIEMPRE SÍ.

Vemos a Emilie, la principal protagonista despechada por un amante, recurrir a la venganza como a una pócima psicológica que se toma esperando que alivie y conjure vicariamente el dolor sentido por el abandono o la pérdida. Una especie de sublimación o sustitución psicológica: hacer probar el mismo vinagre del agravio a su ofensor.

La venganza en plato frio a la que se quiere dar una vuelta de tuerca más a modo de autodefensa: Si no amo, ni me rindo al amor, ningún amante podrá volver a herirme. El que me ame será el vulnerable, pero yo me mantendré indemne. Incluso, disfrutaré sádicamente viendo el daño que causo, lo mucho que me aman.

El summum del goce sádico. Más aun, si el amante perdiste masoquistamente queriéndome a pesar de mi desprecio o traición.

¿Cuáles son los peligros de esta actitud? No haré el spoiler.