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MUJERES ORIENTALES: UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.

 

Este es el titular que se me ocurre tras visionar “A PLENO VERANO”, film estrenado en el año 2000.

El universo vietnamita en escena. Especialmente, el femenino. Un retrato de la transición a  “la modernidad” efectuado por tres cohortes de vietnamitas después de la guerra y la unificación.

Un ejemplo más de que, medido en términos de respetuosa espiritualidad entre humanos, cualquier tiempo pasado fue mejor. No tengo ninguna duda. Una película con la poesía de una época y maneras de ser naturales rayanas con la felicidad posible dentro de los límites propios de las existencias terrenales humanas.

El film aborda varios enfoques al alimón. Las vidas y relaciones de una familia de clase media, por mor de regentar un restaurante con clientela, los roles y posiciones sociales que mantienen  varones y mujeres en la casa, los matices en la concepción de la sexualidad que distinguen a tres hermanas (dos casadas y una soltera) en función de su gap de edad, la separación sociológica entre el mundo rural de vietnam del norte y las grandes urbes. Hanoi o Saigón en Vietnam del Sur.

Todo cuanto se muestra en el relato hace aflorar nostalgias por lo que perdimos de autenticidad en Occidente durante los últimos siglos. Puede resumirse de forma precisa sin necesidad de extenderse mucho: LA TRANQUILIDAD DEL ORDEN ESTABLECIDO, muchísimo más cercano al natural que el actual.

Produce gozo transpirar y palpitar al ritmo pausado que marcan planos y secuencias. Dejarse llenar por el color y calor de los diálogos, hacer propios los sentimientos de gozo o dolor que viven los personajes. Rápidamente nos vienen a la cabeza un sinfín de obras de quienes tuvieron la fortuna de existir en El mundo de ayer retratado por Zweig o Chejov en La gaviota. O mismamente, El amante chino de Marguerite Durás, El cuarteto de Alejandría, La noche Bengalí, Pasiones en Kenia, Memorias de África, Palmeras en la nieve, Indochina, etc, etc…

Ciertamente, las clases burguesas del XIX, intelectuales, clero y militares coloniales incluidos disfrutaron del paraíso; muchos, sin ser conscientes de ello. No hay más que leer sus novelas o biografías. Nada que ver con el stress y la ira actuales, que alcanza a quienes no lo hacía entonces. Desde luego cabe objetar que “de aquellos barros estos lodos”. Las semillas del diablo comunista presentes en las clases desposeídas sembradas por el mercantilismo imperialista. La ley del mundo. Siembra viento y recogerás tempestades. Mas, en este planeta, es imposible hacerlo sin briznas de aire que las mezclen y esparzan:

“Sembrador que has puesto en la besana tu amor,

el trigo de mañana será tu recompensa mejor….”

Centrando la reflexión, comentar el gran acierto del film. La presencia equilibrada de cuatro hermanos, 3 hembras -ruego se permita esta expresión naturalista de clasificación, por cuanto radicará en ello mi análisis- dos de las cuales están emparejadas con sendos varones, mientras que la tercera y el cuarto, más jóvenes, justo salen de la adolescencia.

Dado que la gracia de la cinta estriba en las relaciones específicas de una familia tan extensa y singular habitando el mismo hogar, no debo adelantarles detalles.

Únicamente, recomendársela a aquellos amantes del séptimo arte cine que valoran contemplarlo nacer milagrosamente en pantalla. Disfrutar de la conjunción armoniosa de actores, actrices, directores, estilistas, fotógrafos recreando con maestría las emociones, venturas y desventuras de cualquier ser vivo, los paisajes exóticos, las canciones, los consejos sabios de la ancianidad, los dilemas que plantea la monogamia, la culpa por los deseos ingobernables, etc. La vida misma.

Cada vez que veo una película oriental descubro pulsos de este tenor… Me doy más cuenta de que los occidentales habremos ganado en comodidades, pero a costa de la espiritualidad y la dignidad que, curiosamente, va unida a prácticas honrosas, lealtad, empatía…

Es un film de extrema sensibilidad con un halo general que resulta natural. Me conmueve este cine que ahonda en las dificultades de las relaciones monogámicas: el precio terrible que pagamos por el orden social y la precariedad de las coincidencias emocionales y vitales. Los sapos afectivos que la inteligencia adaptativa acepta tragar balanceando los perjuicios y las ventajas de no dejarse arrebatar por lógicas y reacciones irracionales.

La alegría femenina como fenómeno universal; igual que los destinos de hombre y mujer por encima de las ideologías. La enigmática e irresistible llamada generacional a las cópulas, maternidad y paternidad en un país en el que la mujer y el varón siguen, mayormente, pautas naturales, en vez de las sociales artificiales y políticas.

Tres hermanas norvietnamitas simbolizando la espiritualidad obrera y campesina tradicional frente al sodomizado Saigón capitalista del sur.

Constato por enésima vez que la mujer vietnamita es delicadamente sensual. Femenina de por más. ¿Herencia cultural francesa? Los rasgos faciales característicos de altos pómulos, boca enorme de labios engrosados y dientes coralinos y el colofón del pelo azabache lo favorecen. Cuerpos delgados y longilíneos pese a la baja estatura; senos menudos y pezones apuntados. También, resulta esbelta la fisonomía del varón, similarmente delgado en más fibroso y musculado.

Verlas me retrotrae a las películas europeas o estadounidenses de los años sesenta. Esos metrajes tienen algo que rezuma bienestar y armonías. Paradojas efímeras de las guerras recién terminadas. El sufrimiento, el dolor, el placer, la fatiga, etc.. se manifiestan de forma natural, no histérica. No contienen ira sino sentimientos. Esa es la diferencia entre el mundo violento de Tarantino impuesto no sé si por la ambición y el dinero, o sencillamente, por el yin y el yan omnipresente en todas las criaturas de la creación… En franco contraste con películas estilo Lawless, traída recientemente, aquí palpitan Eric Rohmer y Jacques Tatí. ¡Curioso y bonito sentirlo! 

El final es exquisito. Un trazo de tinta fina dejado sobre un papel en blanco que a partir de ese instante queda lleno. No es ya sólo el cuadro blanco libertario de Malevich el plasmado, sino el toque humano de significados múltiples y semi divinos. Noten la gota de tinta cayendo sobre el folio dándole misterio, sentido y contenido. El Aleph de Borges. El folio infinito y completo de la imaginación sugerido por una gota.

La terminación de este film, revela y condensa la historia en un breve diálogo vertido entre risas amables respondiendo a una pregunta del benjamín:

—¿Y cómo es que ahora dais tanta importancia a festejar los cumpleaños en familia?

—Es, sencillamente, porque, antes, mamá y papá no los celebraban.

Las tres hermanas simbolizan ese elán vital tan especial que llamamos vida. Y están dispuestas a continuar siendo mujeres vivas, sorteando juntas los obstáculos y aportando la sal y el azúcar de la tierra, siendo conscientes e inconscientes del prodigio y la maravilla insustituible que son y constituyen. Regalos de valor incalculable.

Puntúo con diez a la cinta, sin dudarlo, aunque le pongo una objeción al buen doblaje español. Está inconcluso. Las cinco canciones vietnamitas deberían haberse trascrito y subtitulado puesto que sospecho redondean el mensaje filosófico del film. Costaba poco hacerlo. Es un defecto habitual del cine en España.

Obviamente, el metraje es una alegoría a la reunificación hermanada del Vietnam tras la terrible contienda civil finalizada en 1975. ¡Bienvenida sea!

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