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Seguramente, pagaré un alto precio en lectores y lectoras dimitidas tras la crónica de hoy, pues voy a hacer de Ladón, el dragón de cien plumas y cabezas, custodio del andaluz jardín de las hespérides puesto allí por Zeus a fin de impedir que las ninfas guardianas robasen parte de las manzana o naranjas de la inmortalidad del lugar.  Aquello de ¿quién vigila a las vigilantes?

Sé a ciencia cierta que resultaré cruel y directo, pero no queda otra que ser valiente. La cobardía o la sumisión al pensamiento único, lleva a la pérdida de libertad y de ganas de vivir.  Y se está yendo demasiado lejos en la lucha de sexos con el colofón de las groseras leyes -trazo grueso- de violencia de género que lleva aparejadas. La gente aplaude por solidaridad primaria o postureo (Ver conformidad de grupo) jaleada por medios de comunicación sensacionalistas, y políticos igualmente interesados y “quedabienes”.

Lo he dicho muchas veces, pero es como rezar a las paredes o mostrar la tabla de colores a un ciego: el “asesinato cero” es imposible de alcanzar. 60-70 casos al año en una población de 50 millones no es un problema social. Es una lacra de las sociedades humanas similar a otras. ¿Alguien en su sano juicio creería hoy día que es posible una sociedad ideal sin homicidios? Lo creen los simples, utópicos y fanáticos como en su día lo creyeron los soviet, que decretaron el fin de la delincuencia o las aberraciones y la orientación sexual  “invertida” o la diferente , de forma que se vieron obligados a tapar y negar los crímenes y las conductas “anómalas”. En su intento de vender realidades idílicas, llegaron hasta silenciar los nacimientos deformes. La inquisición rediviva. Igual que los nazis. Ya saben. Los extremos se tocan. Teóricamente, en una sociedad ideal comunista “no podía haberlos”. Y puesto que “no debía haberlos”, crearon unidades policiales especiales de silenciación de hechos y borrado de documentos y testigos incómodos. Hay un magnífico film al respecto.

La tolerancia cero es una quimera, tan inútil como la pena de muerte. Con el peligro real de contagio. Ninguna intolerancia lleva a buen puerto. No es difícil vaticinar que semejante legislación punitiva con denuncia recompensada a la parte (ayudas financieras y sociales a la mujer denunciante aún sin pruebas) y vocerío alrededor generará la profecía que se cumple a sí misma. La lacra aumentará a niveles de pandemia parecidos a las cifras de las lugares y culturas que sí tienen ese problema social. Léase Centro y Sudámerica, África, Países Árabes, etc.. donde el volumen de casos multiplica por más de cien al nuestro. Palabra de sociólogo.

Añadidamente, la pena por asesinato es 12 años, semejante a la de violación. Peligrosa equiparación. Por el mismo precio, habrá quien prefiera borrar huellas. ¿Me explico?  Con el fuego y las cosas de comer, no se juega.

¿Tienen la misma gravedad ambos delitos? ¿No se sigue sacralizando el cuerpo de la mujer? En el afán de protegerla, de los sesenta depravados, enfermos o enloquecidos se está en riesgo de extender en niñas y adolescentes pavor a la presencia cercana del varón. ¿Es razonable que en todas las cadenas de Televisón de las sobremesas de sábado y domingos -horario infantil-, el argumento de muchos films sea el del maltrato o el asesinato? ¿Puede una bofetada penarse con años de prisión? ¿No es un indicador de su poder actual? O de la necesidad política de financiar organismos afines y profesiones que viven de ello (ONGs, periodistas, abogados, policía…) amén de distraer a la sociedad de problemas más reales.

Antes de hacer la crítica de la película que ha propiciado la osada reflexión, permítanme la larga introducción que precisa. Conociendo de sus mil argucias y tretas fruto de la evolución, la tarea de surfear sobre la cuarta y la quinta ola del feminismo advenida tras el “me too”, se antoja hercúlea. Sin embargo, harto de las deducciones paralógicas y conclusiones simples de la sociedad, estoy decidido a poner el granito de arena que logre que ninguno de los dos sexos usurpe el devenir del mundo y se arrogue la exclusividad o la preponderancia ninguneando a los varones.

Ofende a la inteligencia, el buen gusto y el sentido común escuchar a todas horas que si la mujer es más inteligente según se ve en los resultados escolares, que si los chicos no somos capaces de hacer dos cosas a la vez, que nuestro cerebro tiene un único un departamento que se llama polla, somos violentos depredadores de mujeres, etc, etc… La cosa no tendría demasiada importancia y se podría tomar con humor siempre y cuando se quedara en eso. En humor. Pero una vez, más por mor de la política, el asunto se ha complicado hasta el extremo de que a los varones se nos ha declarado la guerra. Determinadas corrientes partidistas oportunistas valiéndose de las desigualdades de género -naturales  y artificiales- pretenden arrimar las ascuas de incautas e incautos a su sardina con sentimentalismos y sofísticas; y van a volvernos misóginos a fuerza de  extender por la jungla social paparruchas. cual si fueran hormigas en marabunta. Por lo visto, creen posible y deseable instaurar colonias de hembra única y amazonas con infinitas siervas, soldados y zánganos alrededor.

De aquí que, para desmontar semejantes juegos y artificios peligrosos, me anime a desgranar someramente tres asertos psicosociológicos importantes:

1.- En tanto que la naturaleza y relación entre las especies terrenales sean “juegos depredatorios” de suma cero (lo que como yo, no lo comes tú) como es evidente desde el principio de los tiempos, existirá la competencia feroz por los recursos y las añagazas o componendas para conseguirlos si no maximizarlos, sí satisfacerlos mínimamente. En última instancia, el gen egoísta siempre prevalece sobre la cooperación. Hasta cuando muestra un rostro generoso. (Ver  teorías sociobiologistas)

2.- Puede decirse que, en general, hasta la segunda mitad del siglo XX la humanidad no se liberó del yugo del reino de la necesidad en la que subsistía desde el comienzo de los tiempos: hambre, enfermedades, oscuridad, frio, catástrofes, supersticiones, ley del más fuerte… Las innovaciones tecnológicas están permitieron sobre todo después de las dos grandes guerras la implantación en algunas zonas de Estados de Bienestar luego de los brutales holocaustos militares.

3.- Es característico del reino de la necesidad que niños, discapacitados, marginados o estigmatizados, ancianos y mujeres -por este orden- sean los colectivos más vulnerables. Los primeros y segundos por su indefensión, los terceros por resultar chivos expiatorios; terceros y cuartas por carecer de fuerza física. Los sitúo en ese lugar en tanto posean el arma de la inteligencia. Podrá objetárseme que no tengo en cuenta un factor decisivo, que dimana del gen egoísta cuya máxima es lograr reproducirse. Según esto, la mujer junto con los niños, pasaría a ocupar los dos primeros lugares en la escala de los vulnerables. Puedo aceptarlo para las situaciones sociales excepcionales de guerra o desorden social. Obsérvese que a quienes se sacrifica en las guerras es a los jóvenes mandándoles forzadamente a los frentes de batalla.

Establecidas las premisas paso a presentar las deducciones con el deseo de, siquiera sembrar dudas razonables en el paradigma “Me too” en lo que se refiere a que no cabe generalizarse tal cual se está haciendo con efectos sociales perniciosos:

  1. En el reino de la necesidad y la fuerza, los comportamientos de las hembras de muchas especies -la humana, incluida- son el resultado de adaptarse a dos tensiones y direcciones contrapuestas. Por un lado, no pueden evitar ser violentadas o subyugadas por los machos dominantes que, en su deseo de reproducción, placer y poder -por este orden- tenderán a formar harenes. Es el caso común de la mayoría de primates y muchos mamíferos: caballos, etc. También de abundantes insectos, pájaros y peces. Por otra parte, en el tipo de reino animal vigente hasta la fecha, la hembra percibe y busca ser favorecida por las ventajas de seguridad, comodidades y descendencia sana que le ofrecen esa clase de machos fuertes o poderosos. De aquí el éxito del modelo “camionero” y el de los feos pudientes. También el de las mujeres bellas, en cuanto que en el “mercado del mundo” son objetos cotizados de deseo al encarnar genes de físicos de calidad y, por tanto, promesa de fertilidad. Nada que la experiencia o la ciencia no hayan acreditado hace siglos.
  2.  Por motivos parecidos -y este es un aspecto que echo de menos en los superficiales análisis feministas al uso- cabe esperar que sean las mujeres quienes más necesiten y propugnen crear sociedades estables con leyes que les aseguren la existencia. Es lo que la humanidad lleva intentando con poco éxito varios milenios escasos ( Código Hammurabi…)

Es conocido el modo tradicional femenino de conseguir esos objetivos mediante  la inteligencia: persuasión, influencia indirecta. Intrigas de alcoba… La famosa manipulación femenina; a todas luces, más sofisticada que la masculina. A falta de fuerza, armas de mujer: intercambio sexual de favores, etc..

Aquí radica asimismo que la prostitución sea de los oficios más antiguos del mundo. Cuestión de sobrevivir en el reino de la necesidad y la precariedad. Y también de lograr comodidades, poder adquisitivo, lujos, protección ( Ver el episodio de Tamar en la Biblia) frente a leyes … Posiblemente, conforme las sociedades desarrollan su corpus de derechos, hay más de esto que de trata de blancas, negras, amarillas y cobrizas. Sin desdeñarlo, naturalmente, porque las desigualdades económicas siguen presentes todavía en todo el orbe y condicionan los comportamientos. Muchas veces derivando en leyes contra el cuerpo como mercancía. Oferta y demanda, esclavitud, proxenetismo, etc..

Paradójicamente, el matrimonio indeleble (sacramento) fue una conquista social propuesta por los primeros cristianos a fin de proteger a viudas y despechadas por infertilidad, etc.. de la arbitrariedad de resultar expulsadas del oikos familiar romano al fallecer el pater familiae o perder su favor. A menudo, sustituidas por mujeres más jóvenes… ( un ejempo más del poder del varón y del imperio de los deseos sobre la voluntad).

Nota.- Los casos históricos contrarios a las leyes sálicas obedecían sobre todo intereses de grupos de poder familiares varoniles más que a verdaderos avances en derechos humanos de igualdad.

3. La mujer ha aprendido de los modelos políticos patriarcales y copiado los modos de influir en la promulgación de leyes de forma que se ha convertido en una fuerza política del mismo nivel que el existente hasta la primera gran guerra, grosso modo. Su programa es de idéntico tenor al masculino, pero a la inversa. Busca ser ella quien predomine recuperando la posición de privilegio que tenía diez mil años atrás cuando tribus y clanes creía que eran diosas capaces de dar vida en exclusividad.

Como estamos viendo, y según se desarrollen los sistemas de fecundación asistida, es previsible que las sociedades evoluciones hacia familias uniparentales.

Es observable en una creciente cantidad de mujeres que vean al varón como el donador de semén y lo toleren en tanto que “conveniente asistente” para compartir los trabajos de la crianza. Para después, relegarlo en prioridades.

En este sentido, cabe pensar que en la lucha evolutiva, la mujer ha salido peor parada que el hombre. Su don de dar vida, a la par que le confiere poder, le “castiga” con la enorme carga de la crianza durante años y la subsiguiente dependencia y vulnerabilidad. Recordemos que los hijos son durante décadas -y a veces durante toda la vida- seres emocionales muy apegados a las madres. A este respecto, son observables grados de fusión y personalidades en simbiosis. Caso muy raro de darse entre el hijo y el padre.

De hecho, tampoco suele analizarse la razón de que los dos sexos hagan vidas separadas la mayor parte de sus existencias. Descontando el periodo de la fertilidad (15-45 ) ambos géneros van cada uno por su lado. Entre los 3 y los 14 años los grupos de niños y niñas  tiene interaccionan mucho menos que a partir del último de tramo de  la juventud, el periodo de emparejamiento. Y acercándose el puerperio, las separaciones se multiplican. Después de los sesenta, los hobbyes de jubilados y jubilados difiere casi por completo, volviéndose a la etapa original. Cada uno por su lado, aparte de las horas de comida  descanso u obligaciones

CONCLUSIÓN. según esto, las sociedades actuales, se caracterizarían crecientemente por la feminización de sus miembros. Fuera aparte de que crecer sin referente masculino, o vituperado, incrementa modos de conducta alejados.

¿Quién está más en crisis? ¿El varón o la mujer? Al contrario de lo que tergiversada y propagandísticamente es vox pópuli, la inconformidad y el rechazo que las mujeres muestran a sus roles tradicionales, inclina a pensar -sin muchas dudas- que son ellas las realmente en crisis. Una ley psicológica de cajón.

El corolario interesante viene ahora. Y conforme la sociedad logre implantarse y generalizar duras sanciones a los comportamientos varoniles basados en la fuerza ( violaciones, maltrato, etc) la mujer querrá aumentar sus cuotas de poder social. Asistiremos a réplicas similares al deseo que tuvo la clase obrera en su día de implantar la dictadura del proletariado. Creo que estamos justo en ese momento.

Cabe aducírse que a partir de conocerse el papel del macho en la fecundación ( hace unos diez mil años), éste también prefiriera formar sociedades patriarcales ( ver Totem y tabú de Freud, o La Violencia de lo Sagrado de Girard) en tanto que le posibilitan perpetuar su posición de poder e influencia basándose ya en normas,  costumbres y creencias, además de en la fuerza. (ver Max Weber)

Pido que nadie se rasgue las vestiduras. Estoy dando mi opinión. Quien quiera puede dar la suya en está página web o en el blog.

El caso es que no sé el porqué de meterme en este jardín de espinas con la película elegida, puesto que su trama me produce satisfacción en vez de contrariedad. Hacía tiempo que ningún film me transportaba al mundo de la infancia. Éste lo hizo, y es ahora que caigo en el motivo. La trama se vale de un par de gallardos mancebos que llegan a un pueblo mediterráneo en Calabria representando un espectáculo de títeres. ¿Pillan la pista? ¡Acertaron! Lo irán viendo.

Se estrenó en la Venecia de las máscaras en 2014. Una elección apropiada. Faltaban podos meses para que saltara el escándalo que generó la ola Me too. La quinta en la historia del feminismo; anteúltima de la actual, un tsunami global alzado al alimón con especial virulencia en las sociedades más pacatas y las de mayores desigualdades intergéneros. Léase, Berlín, entre las primeras, y Río de Janeriro como el ejemplo opuesto. ¿La mano que mece la cuna?. Las regímenes pseudodemocracias centroamericanas y sudamericanas. En la península ibérica la ola ha alcanzado las dimensiones de Nazareth. Otra coincidienca semántica. Muy por encima de la ola de Mundaka cuyo tamaño es el ideal para surfear el vigoroso mar cantábrico con algo de masculino y otro tanto femenino.

No me andaré por las ramas del naranjo. Repentinamente, la visión del film y sus ninfas, mancebos y zánganos salpicó con vivificante espuma marina los pensamientos confusos aclarándolos. LAS SOCIEDADES HUMANAS -LOS ESTADOS- SON UNA CREACIÓN QUE INTERESA SOBRE TODO A LAS FÉMINAS. Una pista la tuvimos cuando -según desarrollaré enseguida- nada más crearse la polis griega e implantarse las ayudas y derechos ciudadanos cuasi generales, desaparecieron LOS HÉROES -GUERREROS. Simplemente, dejaron de ser imprescindibles.

En un ensayo del 2010 planteé la hipótesis de añadir una fase más a los estadios por los que atraviesa cualquier grupo a lo largo de su evolución ( ver EL CHIVO EXPIATORIO HACE AL GRUPO). De modo similar, hay diversas teorizaciones sobre la evolución de las sociedades caracterizándolas según el grado de desarrollo de los factores considerados importantes. Político, ecónomico, urbano, cultural, industrial, etc…( véase Platón, Engels y Marx, Toynbee, etc.. ) Son conocidos los momentos históricos y tecnológicos correspondientes a cada Era en función de la tecnología empleada, las creencias o el tipo de élites gobernantes. Edad de piedra, bronce, hierro, nomadismo, animismo, sedentarismo, endogamismo, sacerdotes, guerreros, etc

Plantearé aquí una nueva clasificación posible. La de analizarlas según la preponderancia del género femenino o del masculino. No debemos extrañarnos puesto que hay esbozos famosos que justifican darle pábulo, cual fue el caso de la leyenda del país de la amazonas o el real del patriacarlismo implantado a partir de la sedenterización que llega  hasta nuestros días y es ferozmente criticado por el feminismo. A los efectos, retrocedamos a los estudios que señalan la existencia de culturas matrilineales antiquísimas anteriores a la sedenterización ( siglo X a.c.) y cuyo sentido he adelantado hace unas pocas páginas: el culto a las diosas de la fertilidad, que es lo mismo que decir a las únicas personas capaces de dar a luz, de crear vida.

Los restos arqueológicos desvelan la posición de poder de las mujeres encumbradas como reinas o sacerdotisas del máximo poder y prestigio, con los varones presumiblemente adscritos como miembros de menor rango y al servicio de los dictados de las regidoras, aunque importantes en tanto persistía el reino de la necesidad y precariedad que he mencionado. Hablamos aun de clanes y tribus de cazadores-recolectores. Cabe presuponer que este modo de diferenciación social cambió con el descubrimiento del papel del varón en la fecundación que tuvo lugar a partir de la estabulación de los animales domésticos. Tan dioses eran ellos como ellas. Céteris páribus, la fuerza debió pasar a ser el referente. Podemos imaginar que a las mujeres les costaría asimilar tal pérdida de influencia.

Siglos después y gracias a las tragedias griegas, sabemos que una parte del segmento masculino fue quien entró en crisis a partir de extender Alejandro Magno el modelo de la polis griega por medio orbe. En concreto, guerreros y cazadores. Los héroes dejaron de ser necesarios. Era la ciudad y los ciudadanos varones nobles quienes aseguraban la protección con levas rotatorias obligatorias de milicia y gobierno. La llamada primera democracia. Las mujeres siguieron siendo secundarias pese las figuras excepcionales de algunas consortes o hijas de nobles: Aspasia, Hipatia, etc

Este tipo de reinos propios de la que denomino edad de la precariedad  y la conquista por la fuerza se alargó hasta el siglo XVII de la primera revolución industrial. La fuerza del vapor reemplazó a la fuerza física multiplicando exponencialmente el modelo comercial de los albores, iniciado con la navegación de rapiña o trueque y fortalecido con las cruzadas hasta el siglo XVI tras la entrada en liza del continente americano y el asiático a mayor escala que la que permitían los galeones.

Con honrosas y minúsculas excepciones ( vikingos, tuaregs, etc) , se descubrió que tanto los imperios del orbe conocido como las pequeñas colectividades se regían principalmente por fórmulas patriarcales fueran de caracter individual o de consejo de ancianos. El darwinismo imperaba por doquier. Únicamente las situaciones extraordinarias de defensa o de escasez de mujeres (como en los desiertos) modificaban el status de los sexos. Esto no cambiaría hasta las dos grandes guerras del siglo pasado donde, en Occidente sobre todo, las mujeres de ambos bandos ganaron a base de luchas civiles y de participación activa en las tareas de organización general de la resistencia, el derecho a la libertad individual, el sufragio, el trabajo, las creencias, etc.. Los tiempos de la primera segunda y tercera ola feminista.

El modelo liberal aliado vencedor de las contiendas necesitado, además, de consumidores y trabajadores dio el espaldarazo a la visibilización y protagonismo de la mujer, opacado secularmente; con excepciones consentidas de grupúsculos menores: artistas, cortesanas, nobles…

La URSS comunista, Cuba, el 1968 francés y la guerra del Vietnam propiciaron el auge de las protestas de trabajadores que, legitimadas por prestigiosos intelectuales, dieron al traste con dolorosos altibajos (España, Portugal, Grecia, Telón de acero, Chile, Argentina…) a los planes pseudoesclavistas y colonialistas de las potencias. Salvo los países árabes y gran número de africanos y asiáticos, la cuarta ola feminista se propagó imparablemente alcanzando la igualdad real de derechos formales, aunque no la de facto. La controversia sobre si ésta es posible o si es natural, está servida desde entonces.

¿El techo de cristal, es una consecuencia de la organización social, o la maternidad y la dedicación a la familia y la crianza son una preferencia elegida por muchas mujeres? Véase la opinión de la sociobiología en el libro de Kingsley Browne “Trabajos Distintos”. ¿Las desigualdades salariales son fruto de condicionantes educacionales u opciones voluntarias laborales con menor dedicación a la obtención de títulos? A este respecto, ¿la belleza es un factor universal de movilidad social ascendente?

De modo semejante, ¿las carreras humanas son una tendencia universal femenina frente a las de ciencias o se deben a condicionantes estructurales? ¿Qué cabe opinar sobre la discriminación positiva? Las deformaciones del mercado laboral que produce son enormes. Y las discriminaciones injustas palmarias -tanto como los abusivos filtros idiomáticos-  y sin embargo…

Llama la atención que ningún movimiento feminista hable de implantar cuotas de paridad o incluso de fealdad u obesidad a profesiones como las de presentadoras de RTV, influencers, actrices guapas, periodistas…. Su descompensación y ventajas son palmarias. Exagerada proporción actual de funcionarias administrativas, etc…

Podría seguir…

NOTA.- Los manzanos fueron plantados de las ramas con fruta que Gea había dado a Hera como regalo de su boda con Zeus. A las Hespérides se les encomendó la tarea de cuidar de la arboleda, pero ocasionalmente recolectaban la fruta para sí mismas. Como no confiaba en ellas, Hera también dejó en el jardín un dragón de cien cabezas llamado Ladón como custodio añadido. las Hespérides eran las ninfas que cuidaban un maravilloso jardín en un lejano rincón de occidente, que la tradición mayoritaria situaba cerca de la cordillera del Atlas en el Norte de África al borde del Océano que circundaba el mundo. Eritía (‘la roja’) era una de las Hespérides. Este nombre también se aplicaba a la isla cercana a la costa del sur de Hispania que fue la ubicación de la colonia púnica original de Gades (actual Cádiz). Plinio el Viejo recoge sobre esta isla de Gades: «En el lado que mira hacia Hispania, a unos 100 pasos de distancia, hay otra isla larga, de unas tres millas de ancha, sobre la que estuvo la ciudad original de Gades. Por Éforo y Filístides es llamada Eritea, por Timeo y Sileno Afrodisias, y por los nativos la Isla de Juno.»​ La isla era el hogar de Gerión, que fue derrotado por Heracles. Eritía también fue la única de sus hermanas que tuvo un hijo de Ares, Euritión;​ este fue pastor de Gerión.​