LA FALSIFICACIÓN
Gracias al pecado de tripa que padecen los espectros,
es que nos visitan en la noche de difuntos
***
Cintura arriba, rayas la perfección justa; la aúrea proporción.
¡Hasta la mitad de la frente!
Tu marca de agua torcida y ausente.
Demente y turbia, Siguanaba fértil.
***
Ni las leyendas son tan fieles como tú.
No describen la blancura de tu boca similar a la de Dios
Delineada pura desde el pelo hasta la campanilla en cruz.
Tampoco relatan que tus labios son un corazón sangrante partido en dos.
¡Cintura arriba, rayas la perfección!
***
La palabra justa y queda.
el semblante contenido y trascendente, con brotes de espontánea risa.
las mamblas expuestas en la mesa con franqueza.
Mesonera de allende Aragón,
poetas tienes que cantan al esplendor.
***
Es tan acabada la falsificación,
que sólo al levantarte de la cama en el hotel del “Casi no”,
las secreciones que emborracharon al caracolillo que comía el membrillo,
reclamaron intempestivos saciar viejos vicios de licor;
enjuagar con metal los vómitos que habían semejado ser aguardiente dulzón.
¡Qué estupenda falsificación!
***
Digna del mejor y más antiguo oficio.
Altiva la chúcara. No se molesta en engañar.
Pone en el atanor a calentar la mercancía fresca del día.
Y, de primeras, dice su precio, muy inferior al valor:
¡200 dólares la noche!
***
– “Cada jornada juntos me gustas más. Ojalá que sea recíproco”,
confiesa el membrillo.
–”Tengo que sentir que soy importante; si no, me desinflo enseguida”,
replica Siguanaba.
***
Aviso a navegantes.
Sólo la tripa le delata. El ansia de llenarla.
Cofre de avara guarda.
Tendrían que matarla para robarla.
Es maleable. deformable a voluntad.
Un híbrido de pulpo y calamar.
Inteligencia artificial natural.
Están advertidos: tratan con la Siguanaba.
Tiene el corazón partido.
El interior podrido.
Y por extraño que parezca huele y sabe puro.
A antes de nacer a este mundo de terror con hielo on the rock.
***
Le doy las gracias y la absuelvo.
No quise abusar de ella.
Me porté como quien soy: un viudo gitano legítimo.
Le regalé para sus caprichos, botella de Bailey`s con copa de caballero dentro.
caja rosa diezmada de mon cherí para honrarle el nombre.
Limones naturales para aliviarle los dolores de barriga.
Y no quise enamorarme,
porque pudiendo engañarme,
me confesó el apremio de “ser importante”.
***
Le dije que a los 69, aún porfío ir tras el grial de juventud que llaman amor.
Leves, los pecados nuestros. El mío de ingenuidad y los suyos de lujo y avaricia.
Tumbados, ambos mortales de necesidad.
***
Recuerden: ¡Noche de difuntos!
¡Cuídense!
Cabalga y viste para matar.
Rócenla y morirán degollados.
El remedio lleva siglos cantado.
“Si la ven, quémenla en leña verde”
Hagan como yo: ¡Piquen espuelas!