Pinarcito del Amor. Aliud.
Pinarcito del Amor. Aliud.
LA JAGUARA MANCHADA
1ª PARTE
AMORIDO
“Amorido” estoy… [1]
y herido… por la mañana [2]
[1] enamorado
[2] metáfora de la amada, a quien veo de mañana.
2ª PARTE
LA CABALLERA [1]
Caíanle por delante.
La vestían de capa española hasta las rodillas.
Un desplante de telón;
el Nilo negro…
Vadeadas las azules bocas,
volvíanse piel rosa.
A cubrir bajaba el pudor de las carnes rocosas*.
Tan manso se llegaban que las excitaba.
Cortinones negros velando la entrada escondida,
cárdena y rústica, de la casa**.
Un añil, de nuevo escarlata y rosa.
Un itinerante zigzag,
Un reloj de cuco en un escenario con luces de almendra.
De ir y venir, un compás.
En escena el amante, interrumpe la danza y las levanta.
Brunos muslos restaña con plata, la eléctrica lengua, y hasta el cuello, que volaba libre, le alcanza.
Aquellas pestañas*** enrejadas;
bestiales y olorosas;
¡Espadas!
Caíanle por delante;
muy lejos de su espalda.
Una dama miope.
No ve que lleva el cañísimo**** también delante.
[1] La cabellera. El autor admira su pelo negro puro y noble cual ella. * Los Senos.
** El Sexo.
*** Todo el poema habla de las pestañas enormes de la dama cubriéndole el cuerpo. Como si fueran el cabello o una capa.
**** La grupa. El Sex-Appeal… Para el caballero que la galantea, la dama recibe el apodo de “Cañí”, por su procedencia y maneras de ser españolas.
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3ª PARTE
¡SIÉNTEME GRANADA!
Sácame de ti.
Soy el nazarí Guadalvivir,
reo en tus castillo Cañí.
Un Duero desbaratado y ciego
corriendo loco montes por Toledo,
yendo al Guadiana en abril, cerca de Madrid.
Sácate de mí.
Desalhámbrame de tus caderas;
despacio, ojos de topacio;
del blanco y negro de tu ajedrez.
Sácame de ti;
de tus cadenas.
Se me ha pegado la enfermedad de la luna…
los ojos tuyos estrellados
cayendo ardidos y en ardid sobre mí.
No hay mejor leña en toda Castilla.
Los míos, fríos, a tu hogar se rinden.
¡Ay, Amor… juguemos al Mayong!
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4ª PARTE
POEMA DEL PUNTO Y COMA [1]
Debió marearse el sol;
curvas y ritmos continuos de algodón;
La cabeza aturullada; sin apenas combustible, paró el eterno escape de su motor;
Se vació; entregó el suspiro de las riendas [2].
Alguien, de oficio batanador [3],
sabe con ella, hilar copos de hormigón [4]
No quise que anocheciera la tarde, pero oscureció.
Luego, reciente el pan de mayo, temblores de mínimas migas,
todavía de horno oscuro [5], puso en mí boca huidizas;
caló mis huesos con calor y nervios;
quejidos del acero yendo del caliente al frio;
me rozó; me descompuso; casi ni me alimentó.
Aquella noche quise y no quise el albor [6];
era la luna quien iluminaba al sol;
Así, hasta hoy…
pan duro; correoso como subir mayos [7];
no blandas mayuelas [8]…
El aceite, decantó natural en el calor de Junio.
Leche de jaguar hervida.
[1] La protagonista y yo sabemos a qué se refiere el título.
[2]as llaves del coche y su “resistencia” al amor.
[3] Un Dios o Diablo; únicos capaces de ablandar y feminizar su férrea voluntad.
[4] Copo: La bola que se hace con el algodón desmenuzado para de ahí, ir haciendo hilo, poniéndolo en un huso. Nueva referencia a lo férreo de sus principios.
[5] De noche, conflictivamente y como ilegales.
[6] Quise y sentí su albor. No quise el otro albor: el del amanecer.
[7] Farallones, alcores, montañas …
[8] Mayuelas: nombre inventado por el autor nombrando el elevamiento inicial de los pechos.
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5ª PARTE
MAYUELAS [2] E HIGÜELAS [3]
“Quebradizas son las ramas de la higuera“,
voces viejas advertían a los chicos,
fascinados de higos, que mal obedecían.
Inesperada, en la esquinita de Aragón,
una llena de frutas, abrazo amoroso y descalzo.
Con yemas “de nuevo” me encaramo, y miedo al tropezón;
palpo las “mayuelas“, no el comezón;
presiento arriba “hijos” abiertos junto al sol.
La dieta desobedecía fascinado.
Me dio un vuelco el corazón.
Ya me avisaron las peñas hueras que dolería.
Reciedumbres de cabal dama, y del gañán, una llamada ruda,
contrajeron el alma de la breva; retiróme de toda breva[4] e higüela.
El dolor de granar tiene que sentirlo la granada.
Me quedo sin atracón,
y como con un apretón;
esperanzado en un alba en ese huerto;
gustar nueva la albacora.
[2] Mayuelas: elevamiento inicial de los pechos.
[3] Higüelas: nombre inventado nombrando la zona inicial interna de los muslos junto al sexo ..
[4] De poder beber.
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Ver en prosa la narración completa y la continuación del romance en el capítulo:
Capítulo LA JAGUARA MANCHADA
Libro “Manzanas de Hiel y Miel”
LA HORA SEXTA
Los ojos de la anaconda
Los ojos cerrados;
bebía los hijos de agua de aquella hoja de carne…
Quise masticarla;
sentí que era una selva sin bestias,
y confiado los abrí.
Sobre aquella boca y la mía,
gigante brillaba una galaxia animal,
un mortal y voraz cristal.
el ojo fiero de un tranquilo jaguar.
.