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Se veían la fiebre y la mantequilla,

y ¡Oh, milagro!, se entendían.

*****

RELOJ BLANCO SOBRE MUÑECA BLANCA [1]

 

Aunque de pausado tic tac [2]

era adelantada [3] y le gustaba llevarme adelantado [4].

 

Me desató [5] poniéndome en hora.

 

No me lo preguntó.

Yo, prefería seguir atado y retrasado [6]

…sobre la muñeca blanda [7].

 

[1] Me gustaba el reloj blanco que muchos días llevaba. Me hice a la idea de que estaba a gusto atado a su muñeca. De tener vida, no querría liberarse. Juego con la idea de ser ese reloj que ella mantiene en hora.

[2] Carácter tranquilo de ella

[3] Metáfora de ser una mujer moderna.

[4] Le gustaría que fuera “progre”

[5] Metáfora significando que yo era un reloj al que soltó de su muñeca para ponerme en hora liberándome con ello de anteriores fijaciones femeninas.

[6] Como que estaba a gusto estando atado a su muñeca… Sin necesitar nada más que su tranquilidad y compañía.

[7] Cambio de muñeca blanca  (nívea de piel, pura) a muñeca blanda, ( tranquila, mansa; relajante… )

Nota.- Releo el poema y me pregunto: ¿Puede el inconsciente estar -también y aún- diciendo entre líneas que yo querría seguir estando atado a la Ch?

 *****

QUEMARSE

Marco Polo en tu Amazonía,

Yo vi la maravilla

de nieve en la selva,

caramelo de quemar,

ponerse abrigo y bufanda y salir a pasear

por una inexistente ciudad.

La cara de tomate caliente con nata.

Vi un sol canicular,

trabajar hacendoso huertas frondosas de cereal,

con agua de quemar.

Guerrero pacífico,

vi detenerse al enorme río

con delfines orondos de rubíes;

ponerse a escuchar y tutear

las fanfarronadas del arrogante mar

con ojos de bizco estudiante.

Delante de mi, quemarse.

y reír hasta arder.

¡Ah, Ríos!

***

Cayó la mañana

tan violentamente a mis ojos,

que les aplastó el corazón.

Solo sobrevivió la voz.

Estoy aprendiendo a querer

sin la linterna de aquellos ciegos dos;

sencillamente, escucho tu boca,

y cojo las manos de la risa.

***

Estás como yo.

Tienes el daño de un adiós de años;

de un amor sin lustros.

Hoy voy a llevarte en volandas,

paño de Holanda…

Porque hace un año que “en yo”, andas.

Quiero dejar de llorar trascendental.

Estrechar nuestro horizonte.

Callarlo de una vez.

***

Se ha muerto la fiebre

y la busco en ti enterrada.

Arrancada de cuajo;

sellar la herida a golpes, porfían los insensatos…

A los dioses, gracias, abren la tuya.

Querría volver a enfermar.

***

Llego a tu casa; la puerta abierta.

Encuentro un ¡hola!

…Y entro, porque desde el siete siete [1]

paciente semilla aguardaba tapada.

Está queriendo salir.

Estoy queriendo entrar.

Poeta y Musa.

¿Qué pasará en la mitad del desbarajuste?

Lo de siempre; nunca la paz

Te buscas. Me miras.

No hayas la alegría del vendaval.

Y te asustas.

Decidme hola.

No huyáis.

Soy la I y la J.

El cordero de Dios

Isaac con Jesús.

Mis palabras con levadura atan las tuyas.

Les añaden ligaduras…

Para soltarte,

vas a tener que darme un empujón.

Amarme o decirme adiós.

Tan triste que hasta el río me parece un pantano helado.

¡Ay, ángel de la muerte!

Lo eres por golpearte contra la vida.

***

Cada día, un verso.

Remos que oreen el manso río.

***

¡Ah! Vicente tunante; malandrín.

Es febrero y de tanto aire ronco,

estás sin azul sombrero.

Sin tuercas ni tornillos,

al principio y al fin.

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-LA ESCALERA DE MANTEQUILLA-  ( 2ª Parte )

 

Olalba,

mi mujer más despistada…

¿He de ser yo quien responda tu pregunta a la flor?

¡Sí; tienes un hijo Varón!

 ***

 ¡Dios; su perfume!

Sus ojos de bruma.

Chocolate Bailey´s.

 

La carne de talco;

los pechos de verano;
panes de mármol blando.

Y el asiento de fresca hierba en Bilbao.

 

¡ Ay, ratoncillos; pececillos !

Os gusta esta mantequilla.

Hacer pequeñas trastadas,

Y, a hurtadillas,

andar por las azoteas a zancadas;

hacer equilibrios en los bordes de romanas calzadas.

 

Os siento siempre entrañables,

recogidos… tiernos vigías.

 

Os orilláis, amantes,

porque el sol os da en la pupilas.

Os jugáis el tipo inocentes,

trasteando como cuatreros muletillas,

astados cuatreños,

sobre la Ronda acantilada de preciosas mamblas

que semejan hipos, hijos, caballitos de mar…

 ***

En la oscuridad

Le robamos al cielo fascinado, su claridad.

A tientas, palpamos los higos ambrosíos

y los degustamos.

 

Comulgamos óbolos harinados

tomados de las nubes,

que encendemos.

Lucernarias;

farolillos de Oriente.

Y resbalamos por San Telmos de Flix

sintonizando Radio Paris.

 

Extrañamente,

la primavera llegó mansa y caliente;

con color vainilla,

vainillas y coloretes de adolescente;

el zurrón, con algunos ausentes.

 

¡Dios; su perfume!

Como una folía canaria cantada y bailada, Olalba.

 

Promesa de hallar membrillos

crecidos en torreones al alba llenos de cañones.

 

Escribo en su cuerpo firme

con la voz y los dedos.

Y lo firmo con gusto;

lo afirmo y me reafirmo.

 ***

 Mareados y algo trastabillados,

escalamos el fortín.

Lo vadeamos subidos en la alfombra de Hamelín

de tus ojos de terciopelo embriagado.

 

Un  río en el cielo.

Embrujado; untuoso y fastuoso

que corre entre verdes hayedos y umbrías

huyendo de eucaliptos sin fuero,

desflorados.

Riberas son de un prudente Guadalquivir, vivo.

 

En las nubes nos vimos cogidos de mano y cintura

a la fuga, sobre un dirigible Zeppelin.

 

Quiero amarte de una manera suave y distinta.

Distinguido, y con distinción,

aun después del incendio y la extinción.

Sentir  a Onetti y la honestidad;

la hombría contigo, y con la soledad.

 

Con la alborada tuya recobrada.

Recobrado.

Deseada, Olalba,

cuando desees…

Ser un río.

  

14 de Abril. ¡Larga Vida a la república de nuestro río !

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COPLAS DEL REY ALFONSO

  • A quién esperas, río, para cruzar el mar esta primavera?

  • Al rey Alfonso.

  • ¿Crees que vendrá?

  • Sí, y le declararé mi amor.

  • Le asustarás.

  • Es igual. Con sus cabellos rubios me cruzará.

  • No te creo.

  • Créeme. Lo veras.

  • Me alegraré y pondré triste a la vez. Nunca aprenderé. Me moriré.

[1] Juego entre el año de conocernos -1977- y mi herida actual amorosa.

LEER EN PROSA EL RELATO COMPLETO EN “MANZANAS DE HIEL Y MIEL”.

Capítulo LA GUANTANAMERA.