Recientemente, un buen amigo, de esa parte cabal de la primera generación que aún pudo educarse y aprovechar la buena ola de un Estado español sin dictadura franquista ni los actuales gobiernos post-socialistas y comunistas, ramplones e inquisitoriales, me envió un podcast de Mario Saban, un erudito divulgador de la cábala hebrea.
Horas antes habíamos conversado al respecto poniéndome al día de lecturas mías hechas en su día y que tenía apartadas por considerarlas parte de un pasado superado. Cierto que leídas superficial y apresuradamente. Algo en la simbología de letras o números (como los pitágoricos) que utilizan como “herramientas augures” me resultaba fantasioso en exceso.
Recordé que, Harold Bloom, autor del prestigioso “Canón occidental de literatura”, con su excelente libro GENIOS en el que sitúa a los 100 escritores de su predilección dentro del árbol de la vida en función de sus características creativas, intuitivas, racionales, etc.. logró, años atrás, que pusiera en valor el Gnosticismo.
Mi acompañante a Teatros y Cineclubs se mostraba especialmente entusiasta de Binah el conocimiento aprehensible de modos sensibles imperceptibles. Tal que los súbitos chispazos de comprensión del estilo de los famosos Eureka de Arquímedes o el Serendipity de Robert K. Merton.
Las califique de elucidaciones propias de ese misterioso “cajón de sastre” que denominamos instinto. Y así hasta hoy, en que, como digo, he visionado el podcast cuyo enlace tienen aquí seguido.
Me sorprendió muy gratamente el poder explicativo de las sefirot. Verdaderamente, un modelo conseguido de las eternas tensiones y disquisiciones humanas. Con ellas en mente, apagué la luz sobrepasada la una de la madrugada.
Al despertar esta mañana alrededor de las seis, una hora antes de lo acostumbrado, tenía infinidad de videos del mentado tema y la imagen del divulgador en la página de inicio de You tube.
Por mucho que me vengan bien, es infumable la invasión de la privacidad que efectúan los grandes consorcios coordinados entre sí cuando no en manos de las mismas élites. Basta que abras un video o converses para que te rastreen y entren tu habitación. Inadmisible. Y mientras la nueva generación de jóvenes vendiendo su iris por 100 euros o menos. Si no se movilizan y presionan a los políticos, el Gran Hermano que vigile hasta sus heces en el retrete, será pronto una realidad. A este respecto, me ha gustado la noticia de que la UE ha aprobado la primera directiva regulando la IA.
Pero no quiero distraerme. Entre despierto, somnoliento y dormido he escuchado media docena de corrido. Ya rondando los sueños, oía la singular y veloz, pitosa y bromista voz del simpático Mario, así como las preguntas de los asistentes. Y algo en ellas y en las respuestas comenzó a sonarme a enésima propuesta salvífica empezando por los mismos títulos. También las afirmaciones categóricas. La pretensión de que el anagrama arbóreo cabalístico es capaz de recoger el infinito de estados psicólogos y filosóficos humanos dándoles la solución y fórmula mágica de explicar la esencia de la existencia mortal, calmarla y conducirla a una cuasi segura felicidad. Una quimera ad hoc más, por muy sugerente y bien elaborada que esté. Ya me gustaría. Aunque reconozco que puede ser muy útil para entender cosas y entenderse uno mismo. Si tiene la antigüedad que parece tener, me quito el sombrero. Encierra una sabiduría ancestral.
Luego me he dormido, recobrando la vigilia a las diez. Abrir los ojos y venirme a la mente un atisbo de luz sobre el origen de la conciencia ha sido fulgurante. No es sino una mera elucubración; que, además, abre nuevos interrogantes, como enseguida comentaré.
Quizás, el surgimiento de la conciencia tuvo lugar a partir de un estímulo muy concreto. En particular, el instante en que algún primate antecesor captó el dolor que producía a un semejante o animal al depredarlo. Posiblemente, una hembra con crías, reprobando a gritos o impidiendo a su pareja o grupo tribal -por identificación- matar a un ejemplar de cervatillo o similar. Y adoptándolo, etc…
Ese hecho y momento bien pudo inaugurar la reflexión del bien y del mal. Hacer surgir La primera pregunta moral de nuestra especie sobre las decisiones y comportamientos. La toma de conciencia empática de las consecuencias de tales acciones. Lo evitable o inevitable de las mismas. incluso de si eran necesarias.
Pero no crean que no me doy cuenta de que sigue en pie la eterna cuestión del origen de pensamiento autoreflexivo. Porque, aunque la hipótesis que planteo fuera cierta, quedaría sin responderse lo mollar: ¿Qué mecanismos biológicos propician y realizan el paso de lo material neuronal (físico, eléctrico y químico) a lo inmaterial del pensamiento?
Ahí sigue estando la madre del cordero.
Continuo comulgando con lo que expuse en el libro de ciencia ficción EL SEGUNDO CEREBRO. Tenemos dentro de la mente un equipo de investigación físico-químico autónomo tan hábil como para crear adaptaciones inteligentes de ese tenor. Explíquenme, si no, qué es la filogenética. Darwin está muerto.