EL FÉRTIL SUR NOVELÍSTICO AMERICANO.
“CON ÉL LLEGÓ EL ESCÁNDALO”
¿Cuándo pasa el cine a convertirse en una telenovela?
¿Lo es todo él? ¿Lo es la vida?
Son preguntas que me surgen luego de visionar un melodrama clásico de esos que fueron muy valorados en su día; más si cabe, por provenir de novelas de éxito (William Humphrey) y estar adaptadas y firmadas para el séptimo arte por directores de prestigio cual Vincent Minnelli, como es el caso de “Con él llegó el escándalo”.
Como casi siempre, un título postizo españolado, peor que el original: “Home from the Hill”
…Y me sorprendo respondiendo ¡Que Sí!
Tal vez, sería mas apropiado preguntarse ¿Qué convierte a un folletín en obra artística? ¿La trama, los personajes, los diálogos, actores creíbles y escenarios de época? ¿Armonizar esos conjuntos incluyendo música y fotografía en scope o bellos primeros planos?
El film trata por enésima vez de un, diría que universal humano: El tema de los bastardos, derivada de un asunto de mayor fondo aún: Las relaciones extramaritales, con su correlato de descendencias ilegitimas a las que las sociedades humanas estigmatizan y retiran derechos generando sufrimiento, rencores, desigualdades comparativas y un largo etcétera de consecuencias conflictivas.
Cabría detenerse aquí a nombrar lo problemático per se de las monogamias; pero hoy, luego de dejar citado el terrible drama a futuro que los matrimonios mal avenidos configuran en sus proles, prefiero dedicar la reflexión a la lograda factura narrativa de esta clase de películas de corte conservador tan propias de los EE.UU. de mediado el siglo XX.
Que sean cuestiones relevantes propicia que mantengan el interés y resistan bien el paso de las décadas. Sobre todo, si cuentan con actores y actrices con tirón, cosa que productores y directores cuidan mucho. Resuelto con notable gracias a los jovencísimos George Peppard, George Hamilton y Luanna Patten, elenco de Robert Mitchun y Eleanor Parker. Aunque ambos tengan registros bastante limitados y estereotipados.
¿Sabe la bellísima Eleanor poner un rostro diferente al hierático de “Cuando ruge la marabunta”, como afirma su apodo de la mujer de las mil caras? Confío en que sí, pero no he visto otras cintas suyas. (evoca cantidad a Blanca Suarez)
¿Sabe Mitchun ser blando, o le pasa lo que a Charlton Heston y tantos de gesto rudo y en cliché?
Voy a recordarles que hay detrás y delante de un escritor amateur de páginas Web: problemas diarios de configuración y compatibilidades informáticas, descargas de imágenes de archivos -algunas disponibles sólo en páginas eróticas-, y paseos vespertinos con la mascota.
Poco más encontrarán. Pensamientos fugaces y declinantes atrapados con dificultad al caer de la tarde y los lustros.