Koré, Yambé y Junio
-Recreación ensoñada y libre del mito-
Un astro.
¡Debieron bautizarla Lucía!
Un astrolabio signando tu rumbo oceánico de despedida del mundo.
Sin haberlo probado, siento el licor de caña exprimido;
la luna mesoamericana anunciarse.
Lleno de Kykeon el recipiente;
menguada sólo tenía la falda.
De leche el rostro y el pecho;
y cual juncos de ron quemado por miradas indiscretas,
llevaba los muslos jónicos.
El bosque del cabello pugnaba crecer en desbandada de milanos
lanzados a gritos sobre la hondonada vertical,
sin lograr cubrirlos.
No hallaban despojos,
ni los versos acertaban a recoger el agua.
¡Si yo no fuera un can!…
Esta luna de sol naciente tiene algo japonés.
Ríe con el brillo de los carámbanos deshelados llorando el cerezo que abandonan.
Koré, ya mujer, le ofrece cisnes a Hades; y éste, un narciso inviernal.
Para forzar el regreso de Junio,
Yambé tendrá que levantar su vestido de trigo Baubo a la madre.
Y confesarle que Lucía es libre, por probar la granada.
A IRENE KORÉ.