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POR UNA VEZ, EL TÍTULO EN ESPAÑOL ES MÁS APROPIADO QUE EL ORIGINAL.

¡CUENTO CON HADA!

¿Quién sabe cómo lo hacía?. Resultar creíble interpretara lo que interpretara: temperamento, dulzura, alegría, melancolía… Siendo aristócrata o barriobajera; malvada o inocente; arreglada o desaliñada; feliz o desgraciada…  Nunca me defraudó.

Para mí, sin duda, una de las mejores actrices de la historia. Inigualable en fuerza dramática y presencia física.

 

La cámara no es que la quisiera o idolatrara, es que sus lentes quedaban pulidos al reflejarla; aprendían cómo se debe filmar a una actriz en estado permanente de gracia.

Un físico y una testa portentosa. Singular donde las haya. Con ella se cumplía aquello de “A nadie te pareces desde que yo te amo”, estableciendo un paralelismo con el poema de Neruda.

Algo así debió sucederle a partir de ponerse delante de la primera cámara. Paradójicamente, tiene el don de despreciarlas, ni las ve ni las mira. Se comporta cual una mujer a la que su amante le resultara indiferente. Tan segura  de su poder sobre él, que crece cuando lo tiene enfrente.

Así era Sofía Loren actuando. Todo en ella, desmesurado y bello. Desasosiego de poetas y príncipes. No tiene ojos sino aurora borealis.  Nariz egipcia  y pómulos de altivas manzanas. Piel y labios quemados cual almohadas; abiertos, marfiles de coral tunecino. Una playa de posidonia aventada como cabello; senos tal que levadura de bollos de pan tierno, y piernas corintias. Sigo robando metáforas. “Quién la vio, lo sabe”.

Sólo le  conozco una debilidad, que no se sí fue tal, o simplemente curiosidad y alarma ante lo exagerado del escote: la famosa fotografía de sus pupilas detenidas sobre el busto de Jane Mansfield; siendo que sus atributos eran, también, solemnes.

Cada vez que visiono un film suyo me esfuerzo en encontrarle un momento de desatención, un lapsus en el que esté oyéndose o viéndose a si misma, tal que les pasa a muchas y muchos de los grandes. Hasta la fecha, no se lo he descubierto y son bastantes las películas vistas.

No suelo tener tiempo de indagar en las vidas reales de los actores. Me da pereza, pero seguramente tengan mucho que ver con lo que estoy contando que impresiona de este metraje. ¿Cuánto le influyó Ponti, su marido y productor? Uno de los hombres más envidiados; parecido a lo que sucedía aquí con Víctor Manuel en nuestra juventud. Llegamos a abuchearle por venir a cantar sin Ana Belén. Aprovecho para pedirle disculpas en nombre de nuestras hormonas juveniles descerebradas y testoteronizadas en exceso.

En lo que al film de hoy se refiere, recomendárselo de viva gana por ser una muestra del vitalismo que comento. Tal vez fuera la época. 1967. Antes de la debacle que para la humanidad reciente supuso el Mayo del 68 acabando con la ingenuidad de la especie.

Nada fue igual desde entonces. El jarrón chino de la candidez romántica que creía en las bondades del ser humano y en sociedad nueva, tras la guerra atómica, se hizo añicos una vez más. Cada generación vive esa ficción y acaba frustrada al descubrir la mentira. Lo narra muy bien el gran Stepan Zweig describiendo, en “El Mundo de Ayer”, el desencanto trágico que supuso la carnicería de las conflagraciones de 1914 y 1945. Lo mismo que antes, lo padeció Nietzsche horrorizado en su tiempo. Y así, generación atrás y adelante…

Me estoy desviando. Decía que algo tendría que ver el ambiente de los años sesenta para tanta creación esplendorosa a que dio lugar: Dr. Zhivago, Esplendor en la Hierba, Mogambo, Cuando ruge la Marabunta, la Condesa Descalza, Gigante, De aquí a la Eternidad, El Hombre tranquilo, etc, etc..

Y algo tendría que ver que coincidiera con el joven Omar Sharif, cuyo similar temperamento se pone de manifiesto desde la primera escena.

¿O fue el director quién ordenó el ritmo explosivo con el que comienza y mantiene?

Sea como fuere, atrapa. Le devuelve a uno a la edad dorada, al sueño de juventud. Les expondré un último pálpito. Esta película bien puede ser el regalo de boda que se hicieron ambos. Una original declaración de amor en forma de fantasía para las mil primeras noches orientales de su matrimonio. Atentos a la escena de los pollitos, promesa de fertilidad.

No me extenderé más, que quiero seguir prestando atención al desenlace de la cinta descubierta por casualidad. La tienen en Prime Amazone. Y durante este rato, no me pidan una crítica sociológica del relato. Pues ese sí que es redundante y se repite. Por enésima vez, ofrece cruda y descarnadamente el retrato fiel de lo que son las sociedades humanas: ¡TIRANÍAS! ¡EN MAYÚSCULAS!

El mundo sigue igual. ¡Siempre hay una Mujer! Paradójicamente, lo único que las hace habitables. Las únicas capaces de cambiarlas. Entiéndaseme bien. Me refiero a ¡Quitar y Poner!

Un cuento conservador y monárquico, por supuesto. Entre frances, italiano y español. Con el punto de Rusia. Machista y Feminista. Con final feliz. Un cuento ¡CON HADA!

¡ A Aida Corleone !

Una película ágil y fresca. Ni se le notan los años. ¡Misterio!

Recuerden, fue la Jimena de “El Cid”

Bingen, dixit. mayo, 2024. El mes de las flores-.