KATE WINSLET
Estoy convencido de que cuantos la hayamos visto actuar coincidiremos en que junto a su enorme potencial camaleónico desprende algo especialmente raro, entre poderoso, magnético y amenazante.
Pese a su evidente atractivo físico, y salvando que, tal vez, resulte diferente en la vida real, me pregunté si sería una mujer con la que yo me acostaría. Y, extrañamente, la respuesta tendía a ser que no.
Conforme ha ido cumpliendo años -muy bien, por cierto- ese halo de “Mujer-Mantis”, que en Titánic sólo se mostraba de modo incipiente, aumentó ostensiblemente. Para mi, su imagen cinematográfica aún representa el arquetipo de la mujer devoradora, madre o amante. Tendré que ver alguna cinta suya del genero Terror para confirmar o rebatir esta impresión de Siguanaba en ciernes que me evoca.
Aunque les diré que, según veo fotos suyas con motivo de ponerlas en este artículo, esa impresión recurrente está desapareciendo y reparo en el mujerón que fue y es. ¡Una emperatriz!
Otra cuestión que me suscita su larga y cuidada trayectoria es:
¿Qué tiene que atrapa, superando el inicial rechazo que produce cualquier interprete que esté muy visto, cual es su caso?
¿A partir de que momento nos cansan los rostros actorales conocidos?
Imagino que la capacidad de transformarse y parecer distinta en cada personaje será lo que provoque el hastío. No es caso de Kate. Tal vez sea el halo de misterio inquietante que comento, lo que atraiga.
Me sucede así viendo sus extraordinarios trabajo en “El Lector” (2008), “La modista” (2015) ” “Wonder Wheel” (2017) , “Revolutionary Road (2008) y muchas otras.
Da igual qué director la dirija. Siempre intensa. Igual y distinta. Siempre interesante y poseedora de ese atractivo femenino exclusivo y raro. Una futura Bette Davis; en más deseable, que aquella, espero.
Tan grande es el cambio que ha merecido de mi parte el intento de probar a hacerle un refrán similar a aquel famoso:
En los ojos de los jóvenes arde la llama.
En los de los mayores brilla la luz.
Con Kate, y disculpen el ansia un punto bruta, sería algo así:
A la mujer joven tienta lamerla
A la madura, comerla a trozos y después echarse en su regazo
Puliré la tosquedad de la frase y espero mejorarla en unos días. ¡Larga vida profesional, Lady! ¡Deléitanos con otros 35 años de interpretaciones!