Con esta peli de 1991, pude por fin sacarme de la boca la desagradable espina que durante una década tuve atravesada en la garganta impidiéndome respirar adecuadamente tras ver la infumable INDIAN SONG de MARGUERITTE DURÁS -a todas luces, un borrón en su obra-. El único mérito que le adjudiqué fue que lograba recrear a la perfección el ambiente pegajoso y gris de la estirada burguesía inglesa en la India colonial. Tanto que que resultaba soporífera. La sala de cineclub, llena a rebosar por la expectativa de la Nouvelle vagué, se vació a la media hora de proyección. Un fiasco.
Pero estaba en que con “La bella mentirosa” de los talentosos Rivette y Piccoli acompañados de Enmanuelle Béart y Jeanne Birkin me resarcí. Sensual, la primera de las actrices, en su exuberante juventud que recuerda a Bardot; y delicadamente femenina, la segunda. El contenido explícito del film podrán leerlo en las innumerables y favorables críticas, así que me limitaré a resaltar un aspecto que no comentan. En mi opinión, esta obra de madurez del director y de dos de estos actores principales (Beart no termina de mostrar la intensidad sexualidad requerida) refleja un drama universal inconsciente: la bella mentira que, a fin de sobrevivir emocionalmente, son las relaciones sociales humanas y las de pareja. Cada individuo, varón o mujer y cada grupo deben mantenerla tácitamente, a riesgo de perecer si no lo hacen. El cuerpo propio y el de la amada como dinamita a punto de explosión y con fecha de caducidad… Conseguirlo consiste en saber guardar silencio. Ser capaz de contener el alma animal excluyente que porfía por escapar de la prisión. El gen egoísta que no entiende de razones ni límites.
La película contiene otro sinfín de reflexiones de calado, cuales son:
1.- La que da título al film. La mentira de que un cuerpo exuberante pueda estar o sentirse seco.
2.- La belleza, temporalmente, puede camuflar el vacío o la fealdad interior.
3.- El miedo nos hace feos.
4.- La juventud aparta la vista de su sombra.
5.- La conciencia de la finitud, paraliza.
Más allá de esto, comentar que el espectador tendrá que ser igualmente capazo de aguantar los primeros veinte minutos insulsos. Incluso, la primera media hora, puesto que los diálogos son manidos. Después, la película se agiganta hasta el punto de no desear que termine, pese a sus cuatro horas de duración. El quid que la hace magistral el espectador debe encontrarlo dentro de sí mismo. No en vano, la película está inspirada en un cuento de Honore de Balzac; maestro retratando la comedia humana, calificable más bien de tragedia. En palabras mías: SOCIEDAD CRIMINAL, S.A.
De paso, asistirá a varios cursos prácticos. Dibujo y pintura, Interpretación, Observación, Diálogos sintéticos, Sonido…
¡DISFRUTEN SI TIENEN TIEMPO! SON 4 HORAS… Hay una versión corta.