Con motivo del triunfo democrático en Polonía, el enigmático Kieslowski realizó entre 1990 y 1994 la trilogía BLUE, ROUGE Y BLANC. Tres estudios sobre la personalidad humana, los dramas existenciales íntimos y/o las relaciones afectivas. Además, sabe ahondar en los condicionantes sociales y políticos. Es un zahorí detectando el agua humana pura bajo fangos y arenales, o los metales preciosos junto a los pesados tóxicos.
“Blanco” es la singular metáfora sobre la permanencia o volubilidad de los deseos. También debe leerse en clave de pros y contras de entrar en el Mercado Común que vivió el país en esas fechas. Europa -tentación y deseo del protagonista- está simbolizada por Dominique. Atentos a la simbolización del hermano, el amigo, la maleta, el peine y el matrimonio. ¡¡Y al chofer!!
Aprovecho para reseñar que BLUE, la prima donna del terceto, es una obra maestra del cine. Un prodigioso ejercicio visual y sonoro. Heredero introspectivo de Ingmar Bergman, pero superándolo con creces al ser capaz de hablar con imágenes y sonido mucho más que con textos, cual hicieron los precursores Eisenstein, Wels y Hitchcock entre otros. Próximamente subiré la crítica.