De repente, el director Phillip Stolzl lo consigue. Deja de utilizar coreografías y secuencias manidas para adentrarse con originalidad en lo absolutamente oscuro sufrido por las generaciones de los años 30 y 40, de las que Stepan Zweig formó parte.
No les diré más. Únicamente que el genio del novelista, acorralado en la vida real, fue capaz de sobreponerse durante un tiempo y encontrar las metáforas de ficción perfectas capaces de mostrar el horror que vivieron. Conseguidísimas las analogías de tableros de ajedrez que retrata.
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¡JA SOC AQUÍ! Decíamos ayer…
“Ja soc aquí” ( no sé si está bien escrito) que debió exclamar Tarradellas al volver del exilio franquista; o el “Decíamos ayer” del Fray Luis de León -creo- al volver a impartir docencia tras el largo presidio inquisitorial al que le sometieron por resquemor y envidia. Yo, parecido. En mi caso, lejos del blog por “otra ocupación excluyente” en tierras sociológicas “inexpugnatas” -muy poéticas y más prosísticas- de las que escribiré muy pronto. Formidable la experiencia y el balance. Un Club de Poesía creado: “POETAS SIN ESTRELLA” y una Fundación “EL VALOR HUMANO” en ciernes, integrador y sostenedor de personas vulnerables: niños y ancianos.