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Sabedor del terreno resbaladizo y conjetural que piso, voy a pedirles por adelantado que aguarden a leer el escrito entero antes de pronunciarse. Asimismo, recordarles que soy agnóstico vocacional. Gracias.

Era un atardecer calmo. El pintor y yo conversábamos amenamente sobre lo divino y lo humano con la vista abandonada sobre el horizonte próximo al mar.

Repentinamente, calló unos instantes para, acto seguido, sin retirar la vista del fondo, comentar:

—¡Qué fantásticas tonalidades!

Miré hacia donde él miraba. Tengo buena vista, y les juro que solamente vi el cielo algo nublado sin llegar a gris.

Ahí supe que los ojos de los pintores captan matices que los míos, ni por asomo.

Se sorprendió y me los describió con detalle. Me maravilló.

Autor : JUAN CRUZ NOVILLO

En 1919, el naturalista español Luis Miguel Domínguez, hombre de gran sensibilidad y discípulo aventajado de Félix Rodríguez de la Fuente, sufrió un gravísimo ictus del que, de forma casi milagrosa, está logrando restablecerse, no sin secuelas. Semejantemente a quienes han experimentado ECM y “regresan” del otro lado, atribuye su sanación a dos causas especiales aparte de los cuidados médicos y el apoyo familiar. Al artículo de hoy le interesa el primero: la presencia inmaterial de un algo misterioso y cósmico del que sintió formar parte y que “quiere” que siga cumpliendo la misión encomendada a cada ser nacido; que en su caso, es transmitir con ejemplos las maravillas naturales infinitas de la creación presentes y observables a poco que uno preste atención a todos los seres, objetos y energías del universo.  Una suerte de destino preconfigurado del que es imposible huir, además de que sería una tontería hacerlo puesto que llena y completa al designado. Con esa revelación extraordinaria en su mochila personal, recomienda entregarse a la contemplación de tales prodigios en la seguridad de encontrar en ellos la mejor prueba de que habitamos una creación plena de armonía y, por ende, bella hasta lo innombrable y sublime. Al cumplimiento de esa misión, similar a la que lleva décadas ejerciendo, se dedica ahora con fuerza renovadas, tras caerse del caballo como Saulo (San Pablo), el policía filisteo perseguidor implacable de cristianos reconvertido tras el golpe recibido camino de Damasco.

Espero haber recogido bien sus palabras. Y como quiera que toca otros aspectos más que interesantes, pueden ver en You Tube la segunda magnífica entrevista que le realiza la Dra. Luján de la fundación Iclobi. Ciencia, Conciencia y Compromiso.

Continuo con lo que hoy quiero resaltar: lo bello, la belleza. Sinónimo de perfección y sensación placentera de los sentidos. Posiblemente, pese a la aparente apatía práctica de muchos humanos al respecto de las muestras de las bellas artes -sean pinturas, esculturas, sinfonía, fotografía, arquitecturas, diseño de vestidos u objetos, orfebrería, películas, etc…- no haya una sola persona en la tierra insensible a los efectos beneficiosos que suscita estar delante de las grandes obras artísticas y artesanales, incluyendo la repostería o la decoración doméstica.

Empezando por las más imponentes: las naturales. Léase el arco iris, las tormentas, puestas de sol, el mar, la luna, el canto de las chicharras en verano, la mirada del jaguar, la flexibilidad y carácter del gato, la rugosidad del árbol viejo, el vuelo del colibrí, el colorido de las plantas del trópico, el sabor refrescante o dulce de la fruta madura, la textura crujiente del pan recién horneado, la delicadeza de movimientos de una bailarina de ballet, el semblante resabiado y curtido de los marinos, la paciencia sabia del buho, el destino trágico del macho de mantis, la risa de un niño, la gracia femenina, el olor del cabello o la piel virginal, la buena poesía o la prosa, el vigor masculino, la osadía juvenil, y demás imágenes, tactos, sonidos, sabores, aptitudes  y actitudes singulares miles de veces recogidas por las culturas del orbe. Una lista también infinita. 

Tengo pendiente instruirme en las afirmaciones de la programación neurolinguística que hablan de tres clases principales de personas. Visuales, Auditivas o Kinestésicas, si no recuerdo mal. Diferentes en la prevalencia con que utilizan los sentidos. Captar preferentemente el mundo y sus sucesos a través de la vista, el oído o mediante tacto, movimiento y gusto. Al parecer, si estás atento a las expresiones verbales de cada fulano o mengana, es fácil deducir a qué tipo pertenecen.

Y lo que es más importante. Saberlo es como tener la llave capaz de abrirles el alma. Bastará con ofrecerles los estímulos de su agrado para alegrarlos y, de paso, quedar uno mismo feliz y recompensado por sus reacciones positivas. Si son visuales, les encantarán las visitas a los museos llenos de cuadros, las pelis en color, ropas exóticas, etc.. A los auditivos, palabras melodiosas, poemas, concursos de pájaros cantores, paseos por riberas con ruiseñores, discos y conciertos… Y a los cinéticos y táctiles, viajes, deportes, cocina experimental, masajes y peinados, perfumes, joyas, caricias…

La simpatía inmediata como regalo mutuo. Casi Arcadia.

Compartiendo lo sentido por Luís en su inesperado viaje adelantado al inframundo, del que confiesa haber vuelto sin horror vacui, y agradecido por la multitud de fenómenos grandiosos vividos en inconsciencia durante sus meses en coma, la reflexión a la que deseo llegar es la siguiente:

¿Aprovechamos el don particular que cada uno de nosotros traemos al mundo?

Juan Cruz Novillo lo hace dibujándolo.

Parecido hago yo escribiéndolo -permitan la presunción-. No se lo he preguntado, pero estoy seguro de que ambos pertenecemos al grupo de quienes desde niños supimos qué queríamos hacer. Cual si hubiésemos sido ungidos -por el numen enigmático presentido por Domínguez- para testimoniar alguna particularidad. En el caso de Juan, sobre todo, belleza sentida y plasmada. Fealdad social en el mío, en tanto que sociólogo quejoso de las sociedades humanas actuales. Predilección visual en ambos, sin desdeñar los otros poderes. Armonía de formas y colores. Arabescos y ornamentos. Arquitecturas. Desfiles de modelos. Adoración por los encantos de misses y actrices. En suma: especialistas de Decathon.

De hacer caso a lo predestinado que dice “el medium regresado”, no deberíamos preocuparnos por las dificultades que hallamos en el camino de exponer las creaciones. Pictóricas y literarias respectivamente. Ni por lo aparentemente desastroso del mundo que le obligó a dejar Argentina o me jubiló a la fuerza.

Seguramente, nos iría mejor acogiéndonos con prontitud a la fe y creencias antiguas cristianas, mahometanas, taoistas, budistas, animistas, etc.. que sostienen que ¡Por algo es!

Me vienen automáticamente a la mente los conocidos asertos “Es voluntad de Alá” o Dios proveerá”, usadas para sobreponerse a las situaciones más extremas y peligrosas.

Eso o afiliarnos a algún partido. Dando lo mismo a cuál, ya que son igual de inútiles y tiranos.

Pero hasta el día de hoy, esas partes resultan imposibles. La rebeldía de Camus lo impide. No así la de gozar de la belleza y encontrarla por doquier, así sea el mismísimo jorobado de Notre dame. Permitan estas obstinadas debilidades, en contrapartida por las virtudes señaladas. 

Y entretanto, disfruten de las pinturas de Juan y de las entradas de esta Web, que ya les anticipo, van a inclinarse cada vez más hacia lo políticamente imperfecto, porque como dijo alguien:

HAZ CASO DE TUS VICIOS PORQUE ELLOS TAMBIÉN FORMAN PARTE DE TÍ.

Y en el caso de Luís, Juan y este menda, les aseguro que son bellos. Pueden verlo aquí.