A PROPÓSITO DE LA SAGA DE LOS CASTRO ( Fernando y Ernesto -Padre e Hijo-), GUSTAVO BUENO, FERNANDO SAVATER, ETC..
Apostillar que, quizás, Ernesto, el hijo, sea brillantemente recuperable. El genitor cabestrea demasiado, para mi gusto. Sin necesidad, incurre en zafiedad y la necedad que colige. Lo percibo espúreo. Incluso sucio con una boca idem de porquera. Resentido. Parece haber sido recuperado por los estrategas del felón Perro Sánchez para replicar en el mismo lenguaje las andanadas de Federico Jiménez Losantos. Envidioso de él. Es su Némesis. Con menos gracia, cual sucede en las copias.
Reconocer que, ambos, son lúcidos. Lo cortés siempre es valiente. Vean y óiganles, y me dicen.
SPAIN IS DIFERENT. También filosofando. Misticismo Quijotesco Cristiano y Republicano fusionado con lo Monárquico y el Marxismo. Aliño de Godos y Moros, más filibusteros gallegos, vascos y catalanes. Alta Cocina.
Está claro que a los Sociólogos (originariamente, filósofos sociales) nos traiciona el sentido de realidad.
Cuánto mejor estaríamos -profesionalmente hablando- si nos dedicáramos a filosofar como hacen ellos, en vez de empeñarnos en intentar perfeccionar los modelos de organización socio-política humanos.
Vean sus doctas intervenciones en You Tube y entenderán lo que comento. Nadan en los reinos de la especulación, las paradojas y las contradicciones sin miedo a ahogarse, porque los océanos en los que se sumergen son de ficción. O sea, no existen.
El caso es que sus diatribas y propuestas acaban obteniendo millones de seguidores y “me gusta” en las redes sociales mientras que para las nuestras sobran dedos de la mano.
Sus muchas erudiciones -admirables- actúan en las muchedumbres como narcóticos, por aquello que el hijo mismo comenta. Los humanos se agregan mejor en torno a lo que no convence que a lo que convence, dado que esto nunca está claro. Seducen las paradojas, las relaciones aparentemente causales, los chascarrillos vitales de quienes oficiaron y ofician de sacerdotes de la sabiduría. Resultado: las gentes del común se animan prestos a comulgar con “esas evidencias” puestas sobre la mesa. A menudo, en forma de fábula. Hay una para cada problema irresoluble. Cuentos infalibles.
Fernando y su hijo Ernesto son dos insignes y cultos opinadores de red. Lo digo sin y con ironía (también los sociólogos sabemos jugar con los dobles sentidos de las palabras). Pueden, asimismo, imaginar la razón de los nombres bautismales tanto del padre como de vástago. No hay que ser un lince para deducir que el abuelo sería monárquico, lo mismo que el padre filósofo sería guevarista cubano en su juventud. Lo fuimos casi todos los hijos de clase obrera o profesoral. Lo expongo a modo de situar a ambos convenientemente.
A lo que voy. Oirles elucubrar gratis es una experiencia memorable, se lo aseguro. Y no sólo a ellos en particular, sino a todos los estéticos, como les complace denominarse.
Llámense Fernandos o apellídense Castro y Savater… Idem, para los Gustavos Buenos (aunque éstos son de otro tipo de saga. Gustavo es el iluminado prototípico, de pensamiento tan lúcido como frecuentemente desvariante; y Savater, el práctico acomodado). Hay que quitarse el sombrero ante la memoria de elefante bien organizada que poseen. Verdaderos Tesaurus corpóreos. Inteligencia Artificial de última generación. Bendito don el de esa carrera. Me rio yo de los farragosos estudios de Derecho. NI punto de comparación. Sus citas a clásicos, modernos y contemporáneos dejan boquiabiertos. Las relaciones de significados y significantes que establecen aún más. Infinitas y bien traídas.
Con semejantes redes de mimbre, la filosofía se ha hecho, no ya relativista, sino cuántica. Sus asertos siempre tienen un punto de anclaje en el multiverso posible. Todo puede ser real o verosímil. Porque es nuestro cerebro el que es cuántico. Ya saben, “los sueños de la razón producen monstruos”… ¡Y conferenciantes!
Entren pues en el reino de los post post modernos, y disfruten de tales pasatiempos lúdicos y creativos, a condición de no echarse a volar, porque se estrellarían. Les recomiendo el podcast de Picasso. Pero recuerden: son muy, muy progres. Más o menos sofistas. Estirpe socialista y podemita, respectivamente. Raíz marxista y cristiana. Es la herencia filogenética que dejó la guerra civil. ¡A derecha e izquierda!
No hay salvación posible.
EL FUTURO ES FILOSÓFICO Y NO SOCIOLÓGICO. EL PAÍS DE NUNCA JAMÁS. ¡ACOMÓDENSE!